Marcelo Cortés sale de su oficina y recibe gente que pide una entrevista; luego habla con un camarógrafo y simultáneamente le da indicaciones a un periodista. En la pequeña sala de ingreso de Canal 8, Cortés promete la nota "para cuando lleguen todos"; el ritmo nervioso se siente desde antes de las 9. Poco a poco se va integrando el equipo de 15 personas que será responsable de los informativos de las 13 y de las 20. "Cada pareja recibe cuatro o cinco temas, pero la calle te cambia la agenda y tenés que ir a Famaillá para cubrir algo", comenta el gerente de Noticias del 8, mientras no para de caminar y de asignar tareas hasta que puede sentarse en su oficina, donde descansa la taza del desayuno tapada con el plato.
Cortés dirige los informativos, conduce el envío de la noche y si tiene que hacer una entrevista, la hace: "aquí todos hacemos de todo", sintetiza. Canal 8 tiene cuatro equipos a la mañana; por la tarde se suma uno más, y agrega uno al anochecer. "Nos llevamos bien; está claro que el trabajo es de a dos, pero la imagen la decidimos nosotros", comenta Raúl Jiménez Mones, que carga la cámara desde hace dos décadas.
En la sala de control, la tituladora y el musicalizador ya están terminando el programa de las 7, y la isla de edición todavía está vacía. Cuando se acerca el mediodía, Sergio González y Silvina Saleme Posleman ya tienen cuatro o cinco notas para empezar; es lo que los equipos fueron dejando durante la mañana.
En la televisión, el jefe le entrega a cada uno la rutina (hoja de ruta). "La agenda la dispongo yo y en realidad tenemos absoluta libertad para los temas, excepto denuncias muy puntuales; las notas no se levantan, salen siempre", afirma Cortés, pero añade que hay mucho contenido de Telefe que hay que incluir, incluso la gráfica.
Conversando en este céntrico edificio de adrenalina pura, técnicos y periodistas recuerdan que es criterio de Telefe que los conductores sean una pareja (un hombre y una mujer), y que sus edades oscilen entre 35 y 40 años. "Yo me salvé porque soy la más chica, tengo 26", sonríe simpática Carolina Glasberg. "Hay una agenda que fija Marcelo, pero cada uno tiene la propia, con sus contactos. Pero los planes cambian muchas veces, porque la calle te impone temas", advierte Eduardo Paul.
Los informativos se cubren con cuatro cámaras para la calle y cuatro en el piso, pero estas últimas tienen casi 10 años. "Es un problema; a veces tenemos que regresar para repararlas, pero qué le vamos a hacer", dice resignado Carlos Ahumada, el "Mono", siempre con buen humor.
Sentados alrededor de la mesa del segundo piso, el ping-pong es rápido, pero los temas no se agotan; van y vienen, si al cabo, entrevistados y entrevistador somos periodistas. "Siempre hay un trabajo de pareja, y hay que alimentarlo porque no es fácil; entre nosotros no hay celos", sostiene Maribeth Calvi.
¿Se vive con nervios el día a día? "Hay mucha adrenalina, mucha presión de todos lados", admite Glasberg. ¿Hay lugares que les cierran las puertas? "En la calle no, muchos nos felicitan, sobre todo los que protestan, pero en Casa de Gobierno hay que tocar puertas", responde Maribeth. "Sí, a veces no nos atienden, pero no hay hostilidad", precisa Cortés.
"Es verdad, cuando uno llega a la mañana lo primero que hace es leer LA GACETA. Hay una agenda que marca", admite Cortés, pero luego todos comienzan a relativizarla. "A veces, cuando nosotros estuvimos en un hecho y LA GACETA no, el diario baja la noticia", apunta Luis Medina, que cubre habitualmente los casos policiales. "Pero tratamos de hacer nuestra propia agenda", refiere Glasberg.
Los equipos se han demorado más de la cuenta con la nota; después de la despedida salen presurosos a la calle, cada cual con su hoja de ruta.